Es una aseveración de bastante fundamento. Lo atestiguan razones científicas demostradas, que al igual que el “sapiens” prácticamente todos los homínidos y hasta de muchos otros vertebrados, la forma principal de aprendizaje, la tienen en una bendición llamada – Imitación -.
La segunda parte del aserto, lo confirma plenamente Conocidas son, por supuesto, las otras dos circunstancias, Hermosura y Preñado.
Tenemos a lo largo de nuestra Historia, ingentes ejemplos que lo demuestran. En general, los hijos suelen ser parecidos a los padres, y estos a los suyos. Podríamos llamarlo hasta: “Ley de vida”.
Hay sin embargo algunas excepciones a esta: – regla -. Los verdaderos comunistas actuales lo son, de familia. Aunque hasta existen otros que son hijos de… contrarios. De todo hay. Siempre ha sido así.
El más importante y trascendente de nuestros Reyes visigodos, fue Leovigildo, años… 500 aproximadamente. Conquistador, culto, legislador, pacificador, justiciero, y prudente, de todo era este buen hombre. Por ser, hasta buen negociador, ya con él comienza lo que terminará su hijo Recaredo, como fue la unión de las dos religiones. No se puede pedir más.
Tenía dos hijos, uno, Recaredo, espejo del padre. Otro Hermenegildo. Y a los dos los nombró Gobernadores. A Hermenegildo en la Bética. Y, fuera porque este se casó con un pellejo de mujer, eso sí cristiana, pero envidiosa y soberbia, llamada – Ingunda – no tardó en traicionar a su padre.
¿Cómo? Pues, como se hacía entonces, acuñando moneda con su nombre.
-Mira Hermito-: Que sepas que no estoy dispuesta que tu padre sea Rey y nosotros no. Acuñas, o te acuestas con tu lugarteniente. ¿Sabes guapo?
Paciencia la de Leovigildo. Tardó bastante tiempo en mandar cortarle la cabeza. Otro hijo de…contrarios. Este pasaje de la Historia lo puedes leer de otra manera, en algunos textos de historiadores complacientes de ahora. O bien gilipollas, o traidor. Pues nada… ahora, hasta mártir.