Naturalmente que es un bellísimo animal el lince ibérico, y hasta que como felino que es, tenga una muy buena visión.
Ya está, de ahí vendrá la expresión.
Pues no señor, no viene de ahí. Es una ancestral equivocación, aunque se entienda, pueda comprenderse y hasta disculparse.
Procede nada menos, que del mundo de la Mitología. En ocasiones es interesante fijar nuestra atención en este apartado de la cultura, que consiste en aquel conjunto de relatos, entre eruditos, sagrados, e inciertos pero respetables acontecimientos que nos llegan de antiguas civilizaciones.
Se trata en este caso, del viaje de los argonautas, nada menos.
Para entenderlo en pocas palabras, eran unas cincuenta, más o menos, algunos parejas con características y facultades muy notables, que fueron enviados a un imaginario viaje con misiones imposibles, al objeto de que fracasaran en los diversos intentos, pero curiosamente todos salieron airosos. El nombre es porque Argo se llamaba el barco en el que navegaban con cincuenta remos
Los más conocidos: Castor y Polux, Domador de caballos y Luchador invicto. Zetes y Calais, Que tenían plumas. Idmon y Mopso, Adivinos. Y los hermanos – Idas y Linceo.- Con visión penetrante.
Y de aquí viene el origen de la expresión. Es precisamente este llamado Linceo, el verdadero personaje por el que se decía: Vista de Linceo.
Y del que cuenta Apolonio de Rodas, autor del viaje de los argonautas, que sobresalía por su agudísima vista.
Cierto que la confusión existe, pero teniendo las dos palabras la misma raíz etimológica, ¿Qué importa? Linceo, el argonauta es menos conocido que el felino. ¿Tendría el animal vista de Linceo? o tal vez, ¿Sería Linceo el que tuviera vista de lince? Qué más da…