La explicación del origen de esta expresión, actualmente la encontrareis en cualquier publicación hasta de solvencia intelectual, explicada con una manifiesta simpleza: Roma y Santiago, las dos capitales referentes espirituales de Occidente… ¡Claro! Y por tanto, el hecho de indagar en ellas es el máximo exponente de una minuciosa búsqueda de cualquier asunto religioso. Sí, Ya está. Pero no lo considero suficiente. En buena lógica, eso sería remover Roma y Santiago.
Hubo sin embargo, efectivamente, una persona que removió Roma con, o contra Santiago, y fue un Obispo, gallego que se llamaba Prisciliano.
Magno Clemente Máximo, es uno de los últimos Emperadores romanos de la Dinastía Valentiniana en los finales del Imperio. Y es este, el que influenciado por sus obispos incondicionales manda degollar en la ciudad alemana de Treveris, en el año 385 d. de Cristo, al Obispo Prisciliano condenándolo por brujería, siendo en la Historia la primera vez que el poder político condena a muerte a un representante del poder eclesiástico. Bien es verdad que el tal Prisciliano, padre natural del llamado Priscilianismo, había intentado modificar las bases del cristianismo en muchas de sus formas, y tenía gran cantidad de adeptos que seguían sus doctrinas.
En el año 1900, un investigador francés Louis Duchesne sacerdote y catedrático de Historia eclesiástica, sugiere que la verdadera persona que está enterrada en el Arca Marmórea de la Catedral de Santiago es precisamente Prisciliano.
Muchos años después, Claudio Sánchez Albornoz, se hace eco de la hipótesis en su Historia de los Heterodoxos españoles y también Menéndez Pelayo la comparte, exponiendo que aunque negar la predicación de Santiago en España sería temerario, tampoco es muy seguro afirmarla.
Es lo mismo. ¡Que carajo¡…. Vamos todos a Santiago a venerar al Apóstol, que eso es la Fe. Precisamente: creencia sin pruebas.