Matar dos pájaros de un tiro

Es ciertamente sutil esta expresión. Cuando la empleamos nos referimos a esa especie de acertada casualidad que promueve dos hechos con una sola acción. No podemos negar que siempre resultará positiva una sola actuación que promueva un resultado beneficioso sobre dos actuaciones, naturalmente, pero suponiendo que sean dos los problemas y el resultado siga siendo favorable, el éxito estará asegurado.
Parece que en nuestra vida los llamados – problemas – son el resultado siempre de dos certezas opuestas que en un momento determinado chocan y se enfrentan, pudiendo llegar los actores, en el peor de los casos hasta a matarse. Parece un pájaro, pero aquí en realidad son dos.
Pueden contarse no por cientos, incluso por miles las soluciones que se han intentado, siempre de dos maneras o bien por el centro o bien por los extremos, no existen otras.
Naturalmente que sí, el ejemplo más claro lo tenemos en nuestra política nacional desde hace más de dos siglos. Son: nuestras – Dos Españas -.
Pues aunque no se crea, existió un Rey que parece ser que lo entendió, y hasta casi lo arregló, a no ser por el azote implacable de la tuberculosis.
Era una buena persona este Alfonso XII, desde luego un hombre al que no le habían abandonado las hormonas, como ha ido ocurriendo gradualmente después a todo el sexo masculino. Ocupado, trabajador, valiente, simpático y bastante Borbón. Pero lo más importante: era un auténtico convencido de que la solución política estaba exclusivamente en la alternancia. Se llama posibilismo es decir dos partidos. Cuentan que en su lecho de muerte quiso efectivamente, “matar” dos pájaros de un tiro, y se lo expresó así a la que pronto sería su viuda: – Tu Cristina, guarda el coño, y eso otro de la política, pues… de Cánovas a Sagasta y de Sagasta a Cánovas. ¿Sería cierto?

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