Los trajes de torero los hacen sin bolsillos.

Lo decimos aunque no frecuentemente para significar lo incorrecto y hasta inmoral que resulta tratar de buscar la gratuidad, no pagando la entrada en cualquier acto benéfico.
Es historia, puesto que lo es todo lo acontecido a la sociedad en tiempos pasados, y aunque la Fiesta de los Toros no nos guste hemos de conocerla para poder juzgarla.
Cuentan como cierto, y lo ha de ser, pues de quien me llega, es nieto de un testigo presencial.
Marcial Lalanda, fue uno de los mejores toreros de todos los tiempos. Madrileño, nacido en una finca donde su padre y su abuelo eran mayorales de reses bravas en Vaciamadrid. Un hombre de bien. Valiente y generoso. Falangista, a quien los milicianos le habían fusilado a doce miembros de su familia.
Todos los años el Ayuntamiento del pueblo de Chinchón, organizaba un festival a beneficio de su Asilo de Ancianos. Aquel año, antes de comenzar, el festejo, y ya en la plaza, el diestro, dijo al Alcalde:
-Está hoy la plaza repleta, será una importante entrada.
-No lo crea Maestro, hay muchos que no pagan…
-¿Cómo que no pagan? Eso, lo arreglamos ahora mismo.
Y mandó a un subalterno al coche a por dinero, para sacar cinco entradas para él y sus secundarios. Al retrasarse el comienzo del espectáculo, todo el mundo preguntaba…
Se extendió la voz de que Marcial pagaba, además de torear y desde entonces, para vergüenza general, las recaudaciones fueron espectaculares durante muchos, muchísimos años, y de los beneficios pudieron vivir holgadamente los ancianos acogidos en la institución.
La frase fue muy repetida aquella tarde, perduró mucho tiempo y ha quedado como ejemplo y advertencia de los que pretenden no pagar en los espectáculos benéficos. De ello el dicho

Comparte:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *