Muy curiosa esta expresión, que ha prendido en nuestro idioma de manera importante y se emplea bastante a menudo.
Quiere indicarse con ella, cualquier actitud desordenada, excedida, brusca o inexplicable que pueda simular falta de equilibrio mental.
Es posible que su origen podamos encontrarlo al observar detenidamente la conducta de esos simpáticos rumiantes, las cabras, y sobre todo en sus crías con sus movimientos rápidos, súbitos e imprevistos.
Si en la Historia de España existe un personaje caracterizado por sus desarreglos mentales, que llegaron a influir tan negativamente en su vida, fue nuestra Reina Juana.
La tercera de los hijos de los Católicos, Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, fue por fallecimiento de sus hermanos mayores, y de sus padres Reina de Castilla, de Aragón, Navarra y Señora de Vizcaya.
Tan importante figura de nuestra Historia. Hija de Reyes, Reina, y madre de dos Emperadores, ha llevado de siempre la denominación de “La loca” dadas las características de su comportamiento desde su infancia.
Valiéndose de la actual costumbre, o moda, una historiadora americana Bethany Aram expone algunos factores en un libro. Considerando, que efectivamente, cualquier hecho histórico pueda ser revisable, parece que desafortunadamente este no lo sea, ya que concurren en él todas las características que condicionaron su evolución, sin atisbo ninguno de arbitrariedad, exceso, injusticia ni conspiración alguna.
Concurrían en aquella real persona, todos y cada uno de los determinantes de la enfermedad mental. Genéticos, por herencia de su abuela, Antecedentes, desde su niñez. Conocidos, y hasta soportados por su madre. Coadyuvantes, como los desorbitados celos de su esposo. Estimulantes, por las continuas intencionadas y reiteras infidelidades de su marido. Desencadenantes, con el doloroso golpe emocional de la muerte de su esposo.
En fin, todos los fundamentos, qué conocidos y estudiados por cualquier especialista psiquiátrico, definirían con certeza y desafortunadamente, un diagnóstico de enfermedad mental con exactitud. Sin eufemismos, ni modas y ni siquiera de tergiversaciones.