Por favor, ¿Alguien sabe lo que es un Santiamén?
Pues ha de ser, ya que así lo han consagrado muchas generaciones durante siglos: Un espacio muy corto de tiempo. Nada más.
¿Por qué? En las oraciones cristianas formuladas tiempos atrás, siempre en latín, comenzaban nombrando – Pater et Filias, et Espíritu Santi -…. Terminando siempre. – Amén –
Tan rápido querían hacerlo, que lo que sonaba era Santi…Amén. Y así quedo. Santiamén. Parece muy simple, pero es de esta manera.
Cuando queremos expresar algo que se hizo muy rápidamente en la Historia de nuestro País, en un verdadero santiamén, nos hemos de referir a como terminó Don Miguel Primo de Rivera las guerras de África.
Ahora, es una cosa ya pasada, y prácticamente no le importa a nadie, parece un poco, hasta natural. Pero no estaría de más, recordar aquellos lamentables episodios que enturbiaron, amargaron, y atormentaron a muchas generaciones de españoles igual que nosotros, un poco anteriores a la nuestra. Puede merecer la pena, solo para que nuestra juventud conozca lo que han supuesto nuestras políticas, en todos los tiempos.
Tres guerras, que comenzaron en 1859, y se fueron casi encadenando hasta 1927. Más de sesenta años de sufrimientos, angustias y muertes.
Injustificada, aunque victoriosa la primera, con 4.000 muertos y otros tantos heridos. Tanto, que los “leones” a las puertas de Las Cortes son de fundición realizada con cañones del enemigo. La segunda, la llamada de Margallo, irreflexiva pero necesaria, contra la –yihab- que se desató por algo de importancia menor, muchos, muchos, muertos, hasta el propio General. La tercera, llamémosla irreflexiva, incompetente y hasta torpe. Esta ya, en 1921 que recibe el nombre de – Desastre de Annual -… Casi 10.000 muertos y muchos miles de heridos. Sí, un verdadero desastre.
Y por fin, alguien sensato, integro, honesto, justo, patriota, y desinteresado, lo terminó todo. Recordemos, y elogiemos su nombre, y aquel su bendito –Santiamen-.