El pronunciar esta expresión queda clara nuestra intención de manifestar algo tan simple, como que el temor al castigo suele ser eficaz para impedir actos que atenten contra el delito, en este caso de robo.
Analizar el miedo es difícil en general, ya que se trata de un sentimiento, es más sencillo entender el cuidado, celo, y diligencia puesta al servicio de la custodia que hemos de realizar de los bienes objeto de posible robo.
En este sentido, y desde luego con verdadera razón, podríamos citar las que han sido, grandes, casi extraordinarias, y eficaces por inteligentes, medidas tomadas para la custodia de la cámara acorazada del Banco de España, en la Plaza de Cibeles de Madrid. Tenía su justificación, claro está, era precisamente allí donde se guardaba, desde siempre, las reservas de oro de la Nación, se puede decir, que: – El dinero de todos los españoles -, pero de todos… todos.
Las colosales obras de su construcción que alcanzan los 48 metros de profundidad, datan del año 1932 en que comenzaron, bajo la dirección del arquitecto José Yarnoz, con la canalización de aguas a dos grandes aljibes. Se llaman: – Las Pascualas – uno, y el otro: – Oropesa – que en teoría inundarían la cámara en caso de emergencia. Realmente no sería así, y lo que inundarían sería su foso de acceso… pero bueno… Para llegar existen hasta tres puertas blindadas de entre 15 y 30 Toneladas de acero, llaves, combinaciones, alarmas, interruptores, claves… en fin de todo.
Que se conozca, nadie ha sido tan tonto, como para intentar robar allí, y eso que en este momento hay unas 280 Toneladas de oro en lingotes, más una colección muy importante de monedas de gran valor.
Aunque parezca mentira, la noche del 13 de Septiembre de 1936 se presentaron en el Banco una serie de personas con un papel firmado por el Ministro de Hacienda Juan Negrín, y el Presidente de la República Manuel Azaña. Exigieron las llaves al Cajero, que al negarse parece ser que se “suicido” y se llevaron 510 Toneladas de oro.
Una verdadera bagatela.