Es una antigua expresión sin duda de tiempos de nuestra Reconquista, que se extendió desde el año 711 con su llegada, hasta 1492 en la que se conquistó el último baluarte musulmán en la Península. Define movimientos un tanto irreflexivos intentando resolver algo, Sin embargo en la antigüedad pudiera no ser ese su significado.
La primera noticia moderna que tenemos de esta expresión es en el Quijote, cuando Sancho Panza le dice a su señor… – mejor sería y más acertado el volvernos a nuestro lugar dejándonos de andar de ceca en meca….- y se trataba entonces de dos adverbios de lugar, que suenan bien y que se emplean para resaltar o destacar algo. Sin nada más, pero que nos advierte que ya entones se conocía y usaba.
Pudiera ser, que su origen estuviera en que Alfonso VII, llamado el Emperador, fundó en el año 1136, una CECA, en Segovia. Es decir un establecimiento donde se fabrica y expide desde entonces la moneda de uso legal, avalada y garantizada por el propio Rey.
La Meca, es la más importante ciudad de Arabia Saudita y donde nació el fundador de una de las dos religiones monoteístas más importantes del mundo. Mahoma. Uno de los pilares fundamentales de la fe de esa religión, es precisamente el peregrinaje, al menos una vez en la vida a aquella ciudad sagrada.
En antiguos tiempos, era obligatorio cuando un padre de familia de religión islámica emprendía el preceptivo viaje o peregrinaje a esa lejana ciudad, dejar suficiente dinero para la manutención de toda la familia por el tiempo estimado de viaje.
De ello que pudiera decirse… de la Ceca a la Meca.
Algo así como recoger dinero, antes de emprender el viaje. ¿Es posible?
Ese sería seguramente el origen de la expresión, aunque lo cierto es que su resonancia y sonoridad la ha mantenido durante siglos, puesto que hasta incluso ahora se usa en lenguaje vulgar.