Siempre que escuchamos esta expresión nos viene a la memoria algo que está trucado, es decir nos anuncia un concepto de falsedad y engaño.
Son de anteriores tiempos muchas de las expresiones que empleamos ahora, y se refieren a hechos o situaciones que entendemos mal, ya que ahora no se producen, se han solucionado, o incluso se han olvidado.
Siempre han existido animales domésticos que no han formado parte nunca de nuestra dieta, por sus condiciones de consistencia incomestible, o desagradable sabor. Aunque el hecho es que de manera engañosa se presentaban en ocasiones falsamente a la mesa.
Sobre todo, en las ventas camineras, donde los abastecimientos no estaban entonces suficientemente atendidos, las comidas no eran de gran calidad y hasta existía un festivo conjuro que se hacía ante el plato: ¡Si eres cabrito, mantente frito! ¡Si eres gato salta del plato!, claro, al no saltar, lo comían
Existe un hecho muy importante en nuestra Historia, que la conmocionó socialmente de manera muy negativa. Se produjo precisamente, como consecuencia de un engaño: La expulsión de los moriscos.
Fue Don Francisco de Sandoval y Rojas Duque de Lerma, en nombre de Felipe III, quien firmó la expulsión de los moriscos en abril, de 1609.
Sus motivaciones eran claras, existía una – Pragmática de Conversión – al cristianismo, o expulsión, desde hacía muchos años, que los moriscos con engaño manifiesto no acataban, por la llamada Fetua de Oran. Un documento de opinión legal islámica que les aconsejaba convertirse al cristianismo, y seguir practicando su religión musulmana.
Una auténtica barbaridad. Fueron expulsados cerca de trescientos mil ciudadanos, del conjunto de una población de 8 millones, con los naturales e importantes efectos económicos tremendamente negativos.
Son verdaderas todas las críticas. Está claro, pero no olvidemos que las leyes por encima de todo, hay que cumplirlas, aunque sean irrazonables.