La expresión se usa para cuando alguien llega tarde a un acontecimiento.
Aunque existen antecedentes muy anteriores, es en el reinado de Enrique IV, El Impotente, cuando por sus malas políticas se habían creado situaciones de calamidad nacional, con aparición de todo tipo de desmanes robos y bandolerismo. Fue su hermanastra Isabel Primera de Castilla la que le sucedió en el Trono sobre 1470.
Y fueron los Reyes Católicos, ella Isabel I de Castilla y Fernando de Aragón, los que además de poner los cimientos de nuestro nacimiento como Estado Moderno, los que crearon una Institución de tipo policial con el nombre de Santa Hermandad.
Las ciudades comenzaban a pagar su seguridad.
El cuerpo estaba formado por ciudadanos armados y con autoridad para reprimir toda clase de delitos. Se organizaban en cuadrillas de cuatro individuos, de ahí el nombre de “cuadrilleros”, y vestían camisas de color verde con jubón o abrigo sin mangas, y tenían autoridad para poder perseguir a cualquier maleante, ladrón o delincuente hasta cinco leguas del lugar de origen del delito cometido.
Años más tarde, al ser pocos y estar mal remunerados, adquirieron fama de llegar siempre tarde para la reprensión de las fechorías y de ello la expresión.
Muchos años más tarde en 1845 Don Francisco Javier Girón y Ezpeleta, Duque de Ahumada un navarro, fundó la Benemérita Guardia Civil, también con uniforme verde.
La seguridad pasa, como corresponde, a ser un gasto del Estado.
De ello la expresión histórica.