A Rey muerto…Rey puesto.

Dícese cuando quiere expresarse la auténtica realidad, de que nadie es imprescindible.
Era nuestro primer Borbón. Había sido proclamado Rey de España y se llamaba Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV, el Rey Sol francés. Reinaría en España como Felipe V, desde Noviembre del año 1700, por testamento de Carlos II, el último Rey de la Dinastía Habsburgo, que murió sin descendencia.
De su primer matrimonio con María Luisa Gabriela de Saboya dos de sus hijos reinaron en España, Luis I y Fernando VI. De su segundo matrimonio con Isabel de Farnesio, reinó Carlos III. Terminó sus días según cuenta la Historia, este nuestro Felipe V muy afectado psiquiátricamente.
Aunque el hecho de su consecución del Trono de España, le costó el estallido de una guerra europea, que luego pasó a ser también interna o civil. Conocida como Guerra de Sucesión. Francia y Austria por un lado, ambicionaban el trono de España, sobre todo por las riquezas que venían de América. Intereses y política. Después, por otros motivos la civil, fue entre Castilla y Aragón.
En una de sus batallas, el mismo Rey Felipe, se aproximó a las líneas de fuego, y un soldado de su guardia le advirtió:
-Majestad, tened cuidado, poneos a cubierto, que soldados hay muchos, pero Rey no tenemos más que uno…
A lo que el Rey le contestó:
-Gracias hijo, pero pierde cuidado, que a Rey muerto, Rey puesto. De ello el dicho.

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