A la fuerza

Objetivamente, la expresión se emplea en nuestro idioma común cuando alguien realiza algo en contra de su voluntad.
Tanto, que llevado al extremo, conocemos por haber sido aquí usada en nuestro propio trabajo, en aquella que se aplicó con nuestro “campeón”, llamado “el empecinado”.
Cuando la empleábamos seguido de: a la fuerza… ahorcan.
Si, es efectivamente, es contra de la voluntad, es: – A la fuerza -.
Lo que ocurre frecuentemente, es que a la “fuerza” a que nos referimos suele ser la consecuente de la autoridad derivada de un gobierno, de la Justicia en general, o incluso de la sobrevenida de ancestrales costumbres que como suele decirse, hacen Ley.
En pocas ocasiones nos referimos a la fuerza física.
Y cuando lo hacemos, ha de venir a nuestra memoria precisamente un personaje muy característico de ella en nuestra Historia, en las que se dieron las características físicas suficientemente extremadas para que en su tiempo fuera llamado en función de ellas: El Sansón de Extremadura.
Se llamaba Don Diego García de Paredes, natural del pueblo extremeño de Trujillo y nacido en él en el año 1468.
Era ciertamente su fuerza física extraordinaria, aunque no lo era menos su arrojo y valor en el combate. Llegando a ser considerado en su tiempo como el soldado más famoso por su valor y alcanzando las mayores cotas de gloria militar por ello, a las órdenes del Gran Capitán, recibiendo el título de Caballero de la espuela de oro.
Sin olvidar que ha existido una denigrante condición humana que nos recuerda el hecho de lo que ha sido en realidad de – a la fuerza- en la historia de la humanidad. Afortunadamente olvidada aunque no hace mucho tiempo. La exclavitud
Recordemos que aun existen ilustres apellidos y grandes fortunas que proceden de la venta de esclavos.

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