Es una expresión un tanto desenfadada que empleamos algunas veces en nuestro idioma para reprochar a personas de bastante edad que se atreven con ciertas actividades más propias de la juventud. Y tiene, naturalmente una explicación plausible y además justificada. De antiguo se conocía que la viruela es una enfermedad epidémica grave que afectaba a personas jóvenes.
Y puede ser interesante ahora, de cualquier manera, conocer algunos detalles interesantes de esta enfermedad, ya que se trata de entre las humanas, la única que podemos considerar en este momento como del todo –erradicada- de la naturaleza.
En 1980 la Organización Mundial de la Salud así lo corroboró.
El principio del llamémosle “milagro” fue la vacunación, iniciada por el hombre, del que podemos decir con justicia, que más vidas humanas ha salvado a lo largo de los siglos. El inglés Edward Jenner, que observó una enfermedad muy atenuada en las personas cercanas a las vacas. La inoculó y ese fue el principio.
Difundida la vacunación por Europa incluso llevada a América por un español llamado Balmis en la primera Expedición Sanitaria conocida.
Claro, todo esto de la enfermedad, está muy bien, pero la realidad es que la expresión viene de algo más simple. Se trata de que un autor conocido Don Manuel Bretón de los Herreros, un ilustre riojano con un bagaje de más de 300 obras de teatro, estrenó una con ese nombre: A la vejez viruelas, en 1824.
Secretario de la Real Academia, Bibliotecario y Director de la Nacional, Director de la Gaceta, pero sobre todo ingenioso autor de mucho éxito.
Se cuenta de él, que era vecino de un médico, el Dr. Mata, con quien se llevaba bastante mal. Y puso un cartel en su puerta que decía: Vive en esta vecindad/ Cierto médico poeta/ Que al pie de cada receta/ Pone Mata/ Y es verdad.
Super interesante el post!!!