¿Sabemos en realidad el origen de esta expresión? Emplearla, cierto que la empleamos en ocasiones, para significar qué ante dos hechos semejantes, tenemos sin saber porqué, la sensación de que aparecerá pronto un tercero similar.
¿Puede tener origen en el llamado efecto pitagórico con su triángulo?
¿O incluso tal vez, en nuestra intuición de que todo hecho ha de tener por principio una trinidad de efectos, y no la dualidad primaria que de siempre conocemos, que generará una tercera resultante?
El hecho es que la empleamos, y también parece que en ocasiones se manifiesta esa tercera ocasión que esperábamos.
Ahora precisamente ha ocurrido. Eran hasta ahora dos, las ocasiones en que un representante de la Dinastía Borbón salía de España en condiciones irregulares. Ocurrió con Isabel II en 1868, y con Alfonso XIII en 1931. En esta ocasión lo ha hecho Juan Carlos I y es la tercera, aunque afortunadamente en este caso, ya no estaba al frente de la Jefatura del Estado.
Están ahora, como se dice siempre exageradamente, corriendo verdaderos “Ríos de tinta” por este hecho, y es natural. Son tantas las incógnitas, que hay pareceres para todos los gustos.
Lo natural posiblemente, será que el hecho haya que definirlo con otro simple modismo. Se trata de aquel otro conocido: -Una de cal y otra de arena-
En sus cuarenta años de reinado, hemos de encontrar, muchas verdaderas y auténticas -cales- muy positivas, y también -arenas- negativas.
En este momento político, parece que su figura acumula la Monarquía enemigos de todas clases, por lo que significa de integración y de unidad territorial. Les estorba a los nacionalistas, a los republicanos, y por supuesto a tantísimos otros, que han aparecido ahora, a los que les molesta lo que pueda significar orden, sistema y armonía democrática.
El tiempo como siempre, nos dará las verdaderas razones de su actitud personal, y esperemos que no existan otros enemigos más cercanos.