Que sugestiva es esta expresión que podríamos llamar “refrán” desde el punto de vista de la peremiología.
¡Huy!… ¿Y eso que es? Pues simplemente, el estudio de los refranes llamados también paremias. Nada más.
María Pilar Cuartero Sancho en su Tesis Doctoral de 1981, realiza un exhaustivo estudio del origen greco-latino de varios refranes. En 1966 en Murcia se celebraron las Primeras Jornadas sobre refranes en español, y solo unos meses después el Congreso Internacional de Paremiología en la Universidad Complutense de Madrid. Hoy en día existe hasta una Revista especializada en la especialidad.
Se conoce poco del origen de esta expresión: Tanto va el cántaro a la fuente… Efectivamente, es muy antiguo y se emplea en varias lenguas.
Simplemente suponemos que como en las casa antiguas en casi ninguna ha existido nunca agua corriente, las mujeres en general habrían de ir a por ella a las fuentes, y los cántaros en los que se portaba, naturalmente se romperían. Bien.
Sin ser, evidentemente paremiólogo, ni mucho menos, se me ocurre pensar, conociendo el espíritu ingenioso, sarcástico curioso y hasta picaresco de los habitantes de Valladolid, como españoles de hecho, y aunque muy serios como buenos castellanos, que cuando observaran a la llegada de aquel nuevo Rey, Carlos, mozalbete, feo, desgarbado y sin conocer el idioma, en Noviembre de 1517, que con la persona con la que más intimaba era su abuelastra, es decir la mujer de su abuelo Fernando El Católico, ya que además era la única con la que se entendía en francés, y parece que también en todo lo demás. Que hasta se mandó construir un túnel de madera desde su palacio al de ella… que se veía desde fuera… Pues, dirían… Tanto va el cántaro a la fuente que…
Al fallecimiento de esta señora, llamada Germana de Foix, nunca antes, se supo que efectivamente tuvieron una hija. Podéis considerar esto hasta como una travesura paremiológica… Tendréis toda la razón.