Hacerse la boca agua

Expresión sin duda derivada del fenómeno de secreción inconsciente de nuestras glándulas salivares, o productoras de saliva que son: la parótida y la submaxilar fundamentalmente, situadas en la cavidad bucal humana. Ellas son las responsables principales de la secreción del litro y medio a dos litros, de nuestra saliva en el día. Aunque ciertamente, a este fluido de nuestro organismo bien podríamos llamarlo: La gran “olvidada”, y no con justicia, puesto que cumple silenciosamente importantes funciones digestivas, gustativas, inmunológicas, reguladoras y hasta cicatrizantes.
Aparte de nuestro Sistema Nervioso Central, (SNC) que pone en marcha todos los actos voluntarios de nuestra vida, tenemos “otro” sistema nervioso, llamado autónomo,(SNA) que controla y estimula la función involuntaria de nuestra vísceras y al que también denominamos neurovegetativo.
Nadie voluntariamente hace que se mueva rítmicamente su corazón para mantener la vida, ni estimula su intestino para la digestión, sin embargo ocurre, y de ello la importancia transcendental de este sistema nervioso verdaderamente autónomo,
El eminente fisiólogo ruso Iván Pétrovich Palov presentó en el 14 Congreso Medico Internacional de Madrid en 1903, su trabajo experimental consistente en los llamados “Reflejos Condicionales” que todo el mundo llama erróneamente “condicionados”. Consistían en que con los animales que trabajaba experimentalmente, perros, debidamente acostumbrados podía conseguir secreción salival con solo el sonido de una campana. Es decir demostraba con ello que aparte de los reflejos naturales de cualquier ser vivo, también se pueden crear los condicionales o aprendidos.
¿Quién no se ha sentido con apetito, ante la presencia, o incluso el olor de una comida, y con ello aumento de la secreción de saliva? Es a eso a lo que se refiere la expresión. Lo que ha ocurrido con ella, es simplemente que hemos ampliado su extensión y la empleamos en nuestro lenguaje con una mayor amplitud de conceptos y en los más variados estamentos.
Convengamos para concluir, y en metáfora, que esta expresión significa y define siempre al emplearla, que pensemos en aquella esperanza de conseguir algo muy agradable o maravilloso,incluso, con su simple recuerdo.

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