Dícese como de importante es el esmero, la dedicación y el cuidado de cualquier proyecto precisamente desde sus comienzos.
Ha de ser así, ya que en la antigüedad era, además de muy mencionada la frase, tenida como un gran verdad, sobre todo en lo referente a la educación de los Reyes.
Los dos más importante hechos de nuestra Reconquista para expulsar a los árabes de nuestro territorio, fueron dos batallas. La de Covadonga en el comienzo, y la de Las Navas de Tolosa en el principio del final.
Ésta, la de las Navas, la consiguió ganar un gran Rey Alfonso VIII, y se le conoce por ella con ese nombre, “El de la Navas”, era soriano de origen, y Rey castellano, desde finales del año 1.100.
Hizo muchas cosas este buen Rey, además de conquistar Cuenca y fundar un “estudio” en Palencia que sería la primera Universidad de Europa. Está enterrado en el Monasterio de las Huelgas de Burgos.
Quedó de muy niño huérfano y la aristocracia de León, que entonces era reino, pretendía controlar su educación atendiendo precisamente al espíritu de la frase. Castilla que en aquellos tiempos era solo condado trató de evitarlo y lo escondieron en la Ciudad de Atienza (Guadalajara). Una sociedad de arrieros logró sacar al muchacho disfrazado y llevarlo a sitio más seguro, Avila, en siete días.
Aún lo recuerda todos los años el pueblo con una fiesta el Domingo de Pentecostés, llamada La Caballada., En la que se comen siete tortillas por aquellos siete días.
Todo para dirigir la educación del Rey, atendiendo al espíritu de la frase.
-Al arbolito desde chiquito-.
De ello el dicho.